Sólo acepta lo que sea divertido para todos. Recuerda, esa es la idea, divertirse y pasar un rato agradable. No pongas tu idiosincrasia o forma de pensar a discusión ni polemices con las ideas de otros, porque lo que podría ser un encuentro sumamente divertido puede acabar por convertirse en una discusión política o religiosa que no conduce a nada.