De compañeros a amantes.
|
Publicado en:8 Septiembre 2021 7:16 am
Última actualización en:8 Septiembre 2021 10:29 am 206 vistas
|
Este es el primer relato, sirva de presentación, de una serie de aventuras sexuales autobiográficas de estos últimos años. Obviamente los nombres que aparezcan en los relatos serán ficticios para mantener el anonimato. Nos conocimos en el trabajo los dos estábamos casados en ese momento y pasábamos por un bache en la relación de pareja. Un bache con el paso del tiempo fuimos conociendo más en profundidad nuestra historia convenzo 3 años después de habernos conocido. Fue un enamoramiento gradual paulatino a los dos nos asustaba el juego de lo prohibido. Atracción física era más que evidente y no había una persona que nos viera actuando que no supiera en ese momento qué ardíamos en el deseo de follarnos ahí mismo. Algo que pronto sucedería en múltiples ocasiones, pero no adelantamos acontecimientos he de decir que trabajábamos en una residencia por lo tanto había un montón de habitaciones y de salas que unidas a nuestras fantasías se convirtió el lugar es de juego y lugares de sexo mas atrevido.
El primer beso me lo dió ella. Como siempre que llegaba al trabajo ella se quedaba hasta que estuviéramos solos. Ella había conseguido hacer de la ropa de trabajo, ropa provocadora. Utilizaba mallas color negras. Benditos leggings. Ceñidos, subidos hasta que marcaba el coño, esperando a que le miraba. Tantas veces los subía ante mi Sonriente mirada. Acompañaba a los leggings con una camiseta gris de algodón, escotada y ligera. Dejaba a la vista el hombro, donde apoyaba su melena ondulada morena y rojiza. La tira del sujetador asomaba para que pudiera componer el resto de la tela que sujetaba sus pechos perfectos. Tetas perfectas en la boca ebtran. Así son. Como mi palma de la mano. Suaves. Sensibles. Una bonita aureola redondita protegiendo el pezón más sugerente que nunca comí. Bonitos pechos los quiero otra vez. Echo me mucho de menos follarla otra vez. La amé, la amo, preciosa, carisma y en Ia cama. Cada hombre debería conocer una mujer como ella. Un coño de otra dimensión. Siempre mojado a mi primera seducción. Tremendo. Saborearlo conmigo. Podéis coméroslo. Yo os dejaría.
|
|
0
comentarios
|
|
La pasión de un beso.
|
Publicado en:14 Septiembre 2021 4:03 pm
Última actualización en:21 Septiembre 2021 12:47 pm 204 vistas
|
Me besó. Me besó ella. Por fin nos habíamos besado. Quién hubiera dado el primer paso, sabía que lo daba sobre seguro. Los besos son los grandes olvidados del sexo. Con el tiempo he comprobado que son los besos los primeros que desaparecen en las parejas sometidas por la rutina y falta de pasión. Desaparecen mientras se folla. Quedan los besos sociales de pareja. Desde que desaparecen los besos guarros, la extinción del sexo es cuestión de tiempo.
A lo que iba. Un beso increíble, infinito, imborrable. No dejéis escapar a la persona que os despierte los nervios del estómago al besaros. Es la adecuada. Si no sentís esa sensación, no la busquéis, no se dará. Es una mujer de labios carnosos. Finos. Hermosos. Es hermosa. Sonríe y estás atrapado en su embrujo.
No hacía falta que me besará para empalmarme si estaba ella cerca. Es curioso con ella, más que con ninguna otra chica, si me rozaba mi polla reaccionaba y asomaba la cabeza por el pantalón. Se convirtió en un juego. Coqueteaba y sabía que tendría que atrapar mi miembro con el cinturón para que no notarán el resto lo cachondo que estaba.
Todavía no lo sabía, su coñito sufría del mismo efecto. No conozco su coño seco. NUNCA. Suave, húmedo, Rico. Siempre cuidado. Limpio. Sin olor. Rasurado o no. Con mi letra de inicial. Mil maneras, siempre húmedo. Sus besos me enamoraron, su coño me esclavizó.
|
|
0
comentarios
|
|